Visita a la isla de Naxos
Hoy nos despedimos de la isla de Mykonos. Ha sido bonito pero corto. La verdad es que nos da la sensación que hemos visto mucho pero si hubiéramos estado más tiempo seguramente podríamos haber descubierto más cosas de esta preciosa isla cíclada.
Para coger el ferry en dirección a Naxos tenemos que desplazarnos al puerto nuevo (New Port of Mykonos) el cual está un poco alejado del pueblo por lo que es conveniente coger un autobús o pedirle, como hicimos nosotros, al dueño del hotel que nos acercara en coche. En el mismo puerto solo existe un bar donde poder tomar algo o refrescarte (el calor es insoportable desde primera hora de la mañana) y la verdad que la simpatía de los dueños deja bastante que desear así que no esperéis que os acojan con los brazos abiertos.
Cogemos el ferry en dirección a Naxos sobre mediodía el cual llega con 20 minutos de retraso. Se trata de un ferry normal (no rápido) de la compañía nacional Blue Star Ferrys que nos costó unos 15 euros por persona y el trayecto dura una 1,30h aprox. La verdad que el viaje resulta muy cómodo, pues tienen un montón de sofás y asientos cómodos donde reposar con aire fresquito.
Al llegar al puerto de Naxos, al igual de al resto de las islas, nos encontramos con mucha gente ofreciéndonos habitaciones en casa privadas (lo que se conoce como Domatias) o alojamiento en hoteles a un precio a pactar.
Al llegar a la ciudad de Naxos decidimos coger un vehículo para movernos por ella para intentar ver lo máximo en el poco tiempo que tenemos. Acabamos escogiendo un quad que nos cuesta 20 euros/24h pues es más estable que una moto y menos pesado que un coche.
Lo primero que hacemos es ir a poner gasolina. Ahí nos damos cuenta de que es carísima, seguramente provocado por la subida de impuestos generales que últimamente ha implantado el gobierno griego; 1,78 euros el litro de gasolina super 95 y casi 2 euros por litro el diesel.
Una vez ya tenemos el vehículo a punto vamos en busca de nuestro alojamiento «Sunlight Studios». Por los comentarios que pudimos ver en booking.com ya éramos conscientes de que estaba un poco apartado del pueblo, pero ¿que más podemos pedir por 38 euros?. Al llegar nos llevamos una grata sorpresa. Una bonita ubicación, a cinco minutos del centro en quad, con piscina y habitación con balcón limpia y en muy buen estado.
Decidimos aprovechar la piscina y una vez ya fresquitos decidimos empezar nuestro viaje por Naxos. Decidimos visitar el sur de la isla pues es lo que nos han dicho que es más bonito, y efectivamente tienen razón.
¡Que playas tan bonitas, de agua turquesa, con muy poca gente y limpias de tumbonas y chiringuitos! Además para nuestra sorpresa nos encontramos con gente haciendo windsurf y kitesurf lo que sobretodo gusta a Joss, fan incondicional de estos deportes de agua. Si se sigue toda la costa Sur-oeste -(dirección Aliko) se van encontrando constantes calitas y playas tranquilas.
Glyfada Beach
Nada que ver con la abarrotada Agia Ana la cual marca la frontera entre playas tranquilas y playas más turísticas como también lo es la bonita y famosa St George’s Beach.
Agia Ana Beach
St. George Beach.
Llega la noche y decidimos dejar el norte y el interior de la isla para el siguiente dia. Nos refrescamos un poco más en la piscina, nos arreglamos y nos vamos a cenar. Para ello nos vamos al puerto de Naxos, el cual está abarrotado de retaurantes de pescado fresco, friturías, souvlakis y cafe-bars con wifi y bonitas terrazas.
Decidimos probar las «tapas» griegas y por ello nos sentamos en el Restaurante Baletta.
La verdad que desde el primer momento nos sentimos muy bien acogidos; nos recomiendan los platos más típicos de Grecia e incluso nos invitan a la cocina para enseñarnos los pescados que ofrecen en la carta. Finalmente escogemos:
– Dakos ( pues el primer día nos gustó mucho)
– Grilled octopus (pulpo a la brasa marinado con aceite y especies griegas).
– Guna a la brasa (pescado azul típico de la zona, de gusto sabroso)
– Fried little fish (pescaito frito de toda la vida, vamos)
Y para nuestra sorpresa los chicos de la mesa de al lado nos invitan a Grilled feta with mussels ( mejillones fritos en salsa de tomate gratinado con queso feta).
Para beber pedimos vino de la isla ( 0,5l = 3 euros) y a parte de servírnoslo en un recipiente curioso encontramos que el sabor también es diferente pues es como una mezcla de vino afrutado y wisky. Bastante fuerte, la verdad.
Después de cenar nos pusimos a hablar con los dos jóvenes griegos que nos invitaron al último plato y eso nos llevó hasta altas horas de la noche. La verdad es que no hay tanta diferencia entre españoles y griegos; a ambos nos gusta comer bien, la tranquilidad, la familia y las vacaciones! Estuvimos conversando sobre los diferentes motivos de la crisis y la verdad es que la solución no es fácil pues es un país que depende en gran medida del estado y hay bastante corrupción, incluso en la asistencia médica tal y como nos explicaron.
El siguiente día que pasamos en Naxos decidimos visitar el pueblo y su conocido templo inacabado de Apolo que se encuentra en el islote de Palatia (el extremo del puerto).
Paseando por allí encontramos varios anuncios donde se ofrecía la posibilidad de ver las islas Cícladas menores con un barco privado, opción a tener en cuenta si no se quiere utilizar el típico barco turístico abarrotado de gente que te realiza el mismo recorrido y además vale igual.
El resto de día quisimos aprovecharlo para visitar la zona norte y centro de la isla incluyendo el Monte de Zeus (Zas Cave) . Para ello cogimos nuestro vehículo (quad) y nos movimos sin problemas por la carretera principal del norte la cual está en buen estado y la circulación de los otros vehículos es respetuosa. A lo largo de la carretera fuimos encontrando preciosos paisajes con el mar rodeando la costa y zonas más fértiles que de costumbre puesNaxos tiene más vegetación que el resto de la islas Cicladas.
La primera playa que se ve después de pasar Hora ( la capital de Naxos) es Amity’s Bay, una playa grande, de arena dorada totalmente vacía. A partir de aquí y hasta llegar a Apollon abundan las playas pequeñas (calitas) totalmente vacías por lo que las recomendamos si lo que se busca es paz y tranquilidad.
Después de 30 minutos de viaje desde Hora se llega a Apollon, una zona de puerto, tranquila y de belleza singular.
Justo al mismo nivel pero en el lado contrario de la carretera se encuentra señalizada la escultura de Dionisio, una estatua de mármol tallada de 1.60 de alto por 7 metros de largo que se encuentra abandonada pues por lo que se cree una vez esculpida se dieron cuenta que pesaba demasiado para moverla y la dejaron allí.
Si se sigue el trayecto marcado por la carretera principal, dejando la zona oeste de la isla de lado pues el camino se complica y no existen gasolineras, nos introducimos en el centro de la isla. El terreno es montañoso, lleno de olivos, viñedos y pastoreo (cabras y ovejas principalmente). Esta isla sin duda tiene mucha más vegetación que las demás Cícladas.
Una vez atravesada la zona montañosa llegamos a Filoti, un pueblo central peculiarmente griego, con mucha gente del pueblo en la calle y volviendo de la iglesia.
Si se sigue su carretera se acaba llegando a la entrada de la Cueva de Zeus pasando primero por la fuente de Aria, de donde fluye agua potable fría constantemente y donde se encuentra un cartel que te impone beberla pero no hacer ningún otro uso de ella. Para llegar a la verdadera Cueva de Zeus (Zas Cave) es imprescindible subir primero por un camino de piedras resbaladizo pero bien delimitado aunque si bien es cierto este camino se acaba a los 500m y a partir de ahí, para llegar a la cima comentada, hay que trepar por una montaña llena de cabras montesas que hacen sonar su campana y que de hecho es lo único que se escucha en toda la zona.
Una vez descubierta la cueva de Zeus, y después de haberse escondido el sol decidimos iniciar nuestro camino de vuelta dirección a nuestro hotel. Este camino cruzando la isla por la carretera central de la isla resulta mucho más corto pero también menos espectacular que el que se observa por el norte o sud – oeste. Como ha sido un día largo, con mucho camino recorrido decidimos cenar algo rápida y acostarnos. Mañana nos toca conocer la mágica isla de Santorini.