¡Buenos días! Hoy nos toca visitar Santorini.
Nos levantamos pronto, pues compramos los billetes para el primer barco de la mañana que sale a las 9:40h y antes dejamos el quad a su propietario y desayunamos. Mientras lo hacemos conversamos con un pescador ya retirado que nos explica sus aventuras por la costa mediterránea española en sus años mozos y lo mucho que disfruta viviendo en Naxos todo el año. La verdad es que estamos teniendo mucha suerte en este viaje y estamos conociendo a gente realmente simpática y que nos hacen el viaje más agradable si cabe.
Para viajar a Santorini desde Naxos vamos en un ferry rápido que nos cuesta unos 35 euros/persona, con asientos numerados y dura dos horas. La verdad que uno de nosotros se mareó un poco pues se nota bastante el movimiento del agua pero es lo que tiene acortar más de una hora el viaje.
Llegamos al puerto viejo que es bastante más pequeño en comparación con el resto de puertos de las otras islas visitadas. En él se pueden encontrar varias oficinas para comprar billetes de ferry, alquilar un vehículo y comer algo. Para salir del puerto es impresncindible coger un vehiculo pues hasta llegar al pueblo hay unos cuantos kilómetros y -lo más importante- con importantes cuestas y curvas. Nosotros salimos de él gracias a Popi, el encargado del transporte en la villa que alquilamos en Santorini, Villa Popi. El viaje resulta movidito pues la furgoneta bota por la carretera y el aire de las ventanillas abiertas nos da en la cara mientras miramos el paisaje. Después de 20 minutos de trayecto llegamos a «Villa Popi», nuestro alojamiento en la ciudad de Thera, la capital de Santorini. El alojamiento es una casa con unas 20-30 habitaciones con baño individual, piscina comunitaria y decoración austera pero típica de la zona. La verdad que la primera impresión no ha sido muy buena y la wifi no funciona, pero como aspecto positivo hay que destacar que se encuentra a solo una calle del centro de la ciudad de Thera (la zona más turística de la isla de Santorini) y el precio es correcto (68 euros la habitación con desayuno incluido).
Salimos de la casa y nos disponemos a pasear por el pueblo. Ahí nos damos cuenta ¡de la cantidad de turistas españoles que hay en Santorini! Por todas las calles se puede escuchar castellano.
Durante un par de horas nos dedicamos a pasear por la encrucijada de calles de piedra que crean la ciudad de Thera: nos asomamos a la caldera, vemos desde lo alto la curvilínea bajada típica para hacer encima de un burro, fotografiamos las típicas estampas que conocemos de Santorini (realmente es como aparece en las fotografías) y nos relajamos mirando las islas volcánicas de Kameni, Aspro y Thirasia (las que aparecen en el cabezal de nuestro blog).
Después de visitar también la única iglesia cristiana católica de Santorini (nos parece curioso porque allí casi todo el mundo es cristiano ortodoxo) decidimos salir de la ciudad para ver otras cosas de la ciudad.
Intentamos alquilar una moto para movernos de forma independiente por la isla pero nos cobran lo mismo por 4h que por 24h, así que decidimos coger el autobús. Antes de decidir el destino pedimos consejo a un dependiente de la zona con buen dominio del inglés. Éste nos explica que lo más bonito de la isla es Thera (donde estamos) y Oia (la ciudad del extremo norte muy parecida a Santorini aunque con la fama de tener el mejor punto para ver la puesta de sol). A parte nos recomienda hacer una visita guiada a las islas volcánicas de Kameni y Neo Kameni y Thirasia (ésta última sólo si se tienes vehiculo propio para moverte por ella). En cuanto al resto de la isla nos explica que toda la zona este es de playas de arena negra y el sur tiene la famosa Red y White Beach (una playa de arena roja y otra de arena «normal») ubicadas en Akrotiri.
Al final decidimos ir a la playa de Monolithos, una playa de arena volcánica (típica de la isla) que se encuentra en la zona este de la isla. Para ello cogemos el autobús en la parada central de la ciudad, cerca de la iglesia ortodoxa principal de Santorini, que nos cuesta 1,60 euros/persona y en 30 minutos ya hemos llegado a nuestro destino. La verdad que la playa tiene poco más que su arena negra de espectacular pues el agua está muy sucia y cerca hay fábricas que restan belleza al paisaje.
Después de un ligero descanso decidimos volver a Thera para arreglarnos y poder disfrutar del famoso atardecer. La verdad es que resulta precioso y muy romántico sibretodo si se va acompañado de pareja pues no es difícil ver multitud de muestras de cariño a tu alrededor que quieras o no se contagian.
Una vez puesto el sol, con luz todavía en el cielo, decidimos seguir paseando por la ciudad pero esta vez por el lado contrario al visitado por la mañana. Para ello cogemos las escaleras desde donde se visualiza la caldera y el atardecer hacia arriba (norte) y no llevamos otra grata sorpresa pues acabamos en una zona de Thera, igual o más bonita que la zona sur, mucho más tranquila y que a medida que anochece deja unas estampas espectaculares y singulares.
Paseando llegamos a un restaurante cautivador, con cuatro mesas con vistas al mar y una terraza pequeñita y acogedora. Se llama Aktaion. Decidimos sentarnos ahí para cenar con resultado muy positivo. La elección fue:
– Pulpo con verduras
– **** (huevo batido con tomate natural y cebolla): estaba buenísimo
– Mousaka
– Pescado al horno
Después de cenar aprovechamos para comprar souvenirs de recuerdo y a la cama, que mañana hay que madrugar.
Al día siguiente, y después de una noche sin dejar de esuchar ruidos, nos levantamos, hacemos las maletas, desayunamos en el hall del hotel y nos vamos a visitar las islas volcánicas de Kameni en barco con un grupo organizado de máximo 30 personas. Para ello compramos los tickets que previamente habíamos visto en una oficina cercana al hotel ( existen varias en toda la ciudad). Nosotros escogemos esta excursión que nos cuesta 20 euros por persona, pues nos parece la más completa para nosotros y dura el tiempo concreto para poder después coger el ferry dirección Paros. Aun así existen dos excursiones más; una sólo te invita a conocer el volcán (creo que costaba 18 euros), y otra además de el volcán y las aguas termales te lleva a Thirasia y te deja en el puerto 1,30h (y valía unos 28 euros por persona).
Para coger el barco con el que vamos a realizar la excursión tenemos que acudir al puerto viejo de Thera que se encuentra justo después de bajar las famosas escaleras con importante pendiente; para hacer el camino más fácil existe la posibilidad de bajar en burro (donkey) por 4-5 euros o bien hacerlo por telecabina que vale lo mismo pero es más limpio y solo tardas dos minutos aunque no tiene tanto encanto como lo primero. Nosotros decidimos bajarlas caminando pues aunque se tarda 25 minutos, todavía no hacía mucho calor y así vas viendo poco a poco diferentes perspectivas del paisaje. Aun así no contábamos con la cantidad de burros que bloquean tu paso – pues se encuentran como si estuviesen en medio de un campo comiendo- y sus abundantes excrementos. No apto para gente con olfato sensible, os lo aseguramos.
La excursión resulta muy interesante pero es imprescindible llevarse una botella grande de agua y calzado adecuado para poder caminar por el volcán. La guía nos explica que de los tres cráteres que existen solo uno resulta activo hoy en día y la última erupción fue por el 1960. Después nos dirigimos a las aguas termales; para llegar a ellas hay que nadar unos 500 metros por un agua que huele bastante a azufre por lo que te recomiendan que si no eres buen nadador o tienes problemas de respiración no lo hagas.
Después de tres horas de excursión y mucho calor volvemos al puerto viejo de Santorini. Y esta vez, decidimos subir al pueblo en telecabina, para intentar sofocar el bochorno que sentimos. La subida resulta muy corta y rápida, pues por cada viaje hay 6 cabinas y en cada una caben mínimo 4 personas. Una vez llegamos al pueblo volvemos al hotel a por nuestras maletas y nos vamos a coger el ferry para viajar a la isla de Paros.