Viaje Atenas

Finalmente llegamos a Atenas sobre la 13:00 (hora griega, 1 hora menos en España) y cogemos el metro dirección a nuestro Hotel. Para comprar el ticket hay dos posibilidades: por taquilla o por la máquina; a nosostros nos cuesta (8 euros/persona) pero unas catalanas que nos encontramos en el viaje nos explican que en la máquina existe una promoción de 2×14 euros o 4euros por viaje si eres estudiante…

La primera desilusión nos la llevamos es en el metro de Atenas pues en la guía nos lo indica como visita obligatoria por sus pocos años de antiguaded y novedad, pero la verdad es que en el metro no vemos nada de especial. Apenas tienen el aire acondicionado y hace mucho calor. Otra cosa que nos llama la atención del metro de Atenas es el hecho de que no hay barreras para entrar en el andén, aunque en general todo el mundo pasa el ticket (tiene 90 minutos de validez) y siempre hay un policía vigilando la entrada.

El punto central de referencia es la Plaza Syntagma (que vendría a ser como al Plaza Catalunya de Barcelona o la de Sol de Madrid). Casi todas las lineas de metro (hay 4) llegan a este punto. Nosotros hacemos transbordo ahí, cogemos la linea 2 (roja) en dirección Aghios Antonios y bajamos en Metaxourghio pues es donde se encuentra nuestro hotel.
El hotel Crystal City esta a una calle de la estación, la calidad es muy buena y el precio muy asequible; lo único que destacaríamos sería la «sequedad» de los trabajadores. De todos menos de uno, ¡el barman de la cafetería, que es de (Terrassa) Barcelona!

Una vez dejamos las maletas en la habitación del hotel (menos mal, pesan bastante) decidimos parar a comer. Justo al lado de la parada de metro vemos un restaurante sencillito con gente griega comiendo así que decidimos probar. Nos atienden perfectamente (¡en castellano!), la carta está en un castellano un poco griego pero por lo menos entendemos algo y corre airecillo lo que nos permite refrescarnos un poco de tanto bochorno. Escogemos Musaka y Berenjenas rellenas acompañado de ensalada griega y pan bueniiiisimo (total 28 euros).

Después de comer, y con un poco de sueño por tener el estómago lleno, dudamos entre coger un autobús turístico (de la misma compañía que los que hay en Barcelona) o ir a la Akropolis con metro. Finalmente decidimos esto último pues no nos convence el tour y lo encontramos caro en comparación con coger el metro hasta la misma Akropolis (12 euros frente a 1,40 euros del metro).

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Para llegar a la Akropolis de Atenas cogemos el metro que nos deja a unos pasos de la entrada. Para acceder hay que comprar un ticket que cuesta 12 euros pero que te permite entrar en 6 lugares distintos de la ciudad. Para visitar las ruinas es imprescindible llevarse una guía que te explique la función que tenía cada construcción, buen calzado pues hay zonas de mármol que resbalan bastante, una botella de agua fría, protegerse la cabeza del sol y evitar las horas de más calor pues nosotros fuimos por la tarde (a partir de las 17:30) y aun así el calor era insoportable. A parte de la Akrópolis visitamos el Ágora antigua (lo que en general mejor se conserva) y vimos desde lo alto el templo de Zeus (o más bien lo que queda de él), el teatro de dioniso, etc.

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Para no volver a hacer el mismo camino de vuelta (2h) decidimos salir por la puerta de atrás del Ágora la cual da a la Plaza Monastiraki; zona de encuentro de jóvenes y turistas y que da paso a las principales calles comerciales de Atenas que siguiéndolas acaban en la Plaza Syntagma. En ambas plazas existen estaciones de metro aunque caminando son apenas 15 minutos. En la Plaza Syntagma pudimos comprobar que los «indignados» griegos continúan acampados reclamando cambios políticos que solucionen la situación de crisis actual.

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Conclusión, ¿qué nos ha llamado la atención de Atenas? Parece que el casco no es obligatorio pues pocos motoristas lo llevan, da la sensación de que la policía no tiene mucho poder, a partir de las 21h mejor no te salgas del centro pues la sensación es de inseguridad y en un día, máximo dos, lo puedes ver todo!

 

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